FORMULARIO DE ADHESION

SUPERAMOS LAS 3500 FIRMAS
SUMÁ LA TUYA!

Como vecino de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, expreso mi preocupación y rechazo por la construcción de una torre de 27 pisos en Garay y Chacabuco, barrio de San Telmo. Con mi adhesión, solicito al Gobierno de la Ciudad, a sus Legisladores y a los proyectistas modificar el proyecto al efecto de reducir su impacto negativo e irreversible en el Casco Histórico.


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(Los datos recopilados revisten carácter confidencial y serán únicamente empleados a los efectos de apoyar la iniciativa de la referencia.)

domingo, 21 de marzo de 2010

15 de Marzo 2010 | Diario Critica

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Sociedad / Edición Impresa

LA POLÉMICA CONTINÚA

Los vecinos le dicen no a la torre de San Telmo

Integrantes de distintas organizaciones juntaron en la plaza Dorrego 2.000 firmas para evitar la construcción de un edificio de 89,7 metros en el límite del casco histórico de la ciudad que proyectaría sombras sobre el barrio. 

Claudio Mardones
15.03.2010

Firme acá. Vecinos de San Telmo y caminantes que firmaron por la causa. 

“Cuando los vecinos ven la gigantografía que armamos para explicar el impacto que tendrá la megatorre de 89,7 metros sobre todo el barrio de San Telmo, firman de inmediato y ofrecen toda su ayuda para impedirlo”, cuenta esperanzada Patricia Barral, miembro de San Telmo Preserva, una de las organizaciones vecinales que ya reunió más de 2.000 firmas para repudiar la construcción del emprendimiento inmobiliario Quartier San Telmo. Con 27 plantas y 376 departamentos vendidos a un promedio de 140 mil dólares, será el edificio más alto del barrio. Para el gobierno porteño y para sus constructores, su altura no viola ninguna ley porque se encuentra en avenida Garay al 700, a tres cuadras del límite sur del Área de Protección del Casco Histórico, la zona fundacional de Buenos Aires, donde no se pueden erigir edificios que superen los ocho pisos.

Para los vecinos el problema va más allá de un sistema de límites de protección. De hecho, ese perímetro está a punto de ser ampliado al doble gracias a un proyecto de ley presentado por el macrista Patricio Di Stéfano, presidente de la Comisión Especial de Patrimonio Arquitectónico de la Legislatura porteña y principal impulsor de la extensión de la protección histórica a todo San Telmo, es decir, de Chacabuco hasta 9 de Julio y hasta Martín García para resguardar a todo el sur del barrio que rodea al parque Lezama. 

“Acá está en juego la identidad. San Telmo es un barrio bicentenario de casas bajas. Su altura más elevada son ocho o nueve pisos, no 27”, dice Matilde Peña. Hace 40 años que vive en el barrio y se siente cada vez más “expulsada” por el proceso de transformación inmobiliaria en la zona. “Hace años nos bancamos San Telmo cuando todos decían que era una porquería, que era inseguro y sucio. Ahora que está más lindo, resulta cada vez más caro vivir acá. Los vecinos prefieren vender sus propiedades a convivir con un emporio turístico, y el gobierno no hace nada para impedirlo”, se queja la mujer, mientras estampa su firma en la esquina de Humberto I y Defensa, al lado de la plaza Dorrego. Allí, sólo entre las 14 y las 17, los integrantes de las organizaciones vecinales Basta de Demoler, San Telmo Preserva, No a la Torre y Proteger Barracas juntaron más de 1.000 firmas, un veloz testeo de la preocupación que recorre al barrio y que ya le provocó un duro revés al gobierno de la ciudad, cuando las largas demoras durante 2008 en el readoquinado de la calle Defensa significaron el primer encontronazo PRO con la clase media del sur capitalino. 

Los ejecutivos de la empresa Argencons, que invertirá 40 millones de dólares en la torre, dicen que la protesta es minoritaria y tardía. Pero los vecinos recordaron que llevan un año pidiéndole explicaciones a la comuna. “Nosotros no queremos impedir que la empresa construya, sólo queremos que se adapte a la arquitectura del barrio”, sostiene Barral. 

La constructora ya tiene todos los departamentos vendidos y no quiere hablar de reformas. Sin embargo, los vecinos barajan esa alternativa, la misma que se aplicó en Palermo Chico. Allí una megatorre de Salguero y Libertador tuvo que reducir su estructura ante las demandas vecinales. En San Telmo el escenario es otro. Rodeado por Puerto Madero y el Microcentro, su futuro está más ligado al turismo y al lobby inmobiliario. La antigua geografía urbana del arrabal peligra

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